Una interesante historia que relata como viven el dia a dia dos ratoncitos- animales sin cerebro y que actuan por instinto- y dos hombrecitos –seres inteligentes capaces de razonar sus actos-.
Esta historia nos enseña que nunca debemos aferrarnos a algo, tal como llega se va, nada es seguro en la vida, lo único seguro es la evolución y el constante cambio. Mientras mas cariño le tomemos a algo, más deseamos tenerlo siempre, y al perderlo, el golpe es mucho más fuerte, nos llenamos de miedo e inseguridades. Debemos estar siempre atentos a lo que sucede en nuestro entorno y así nada nos tomara desprevenidos, ni nos afectara tanto como para inmovilizarnos. Si no somos capaces de cambiar, nos estancamos.
El adaptarnos a los cambios, nos permite encontrar cosas mejores, los cambios siempre son para bien y en el proceso de cambio, no debemos pensar en las cosas malas que pueden suceder, mejor soñemos, con lo que anhelamos conseguir, y así nos motivaremos y encontraremos la manera de conseguirlo.
Lo principal en la vida es disfrutar y vivir el día a día, pero no aferrarse ni encapricharse con las cosas que tenemos; nada esta estático en este mundo, todo se mueve, todo avanza, todo cambia, movamonos también y cambiemos.
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